lunes, 25 de agosto de 2008

Mandatos

Que ironía!! Siento ira en una noche lluviosa.

A veces me gustan estas noches, frias y a su vez candentes. Pero a mi frente una cama vacía, y no es que quiera adornarla con tus brazos, es que tengo ira.

No me importaría romperte la camisa.. La desesperación hasta el punto cúspide donde llega la mía, no premedita el descubrir tu pecho vorazmente.

No te muevas, por favor no intentes de estar encima de mi cuerpo. Odio verme inerte.
Deja que cruce tus dedos mientras llevo mi pezón izquierdo a tu boca.
Agarra mi trasero. Propina nalgadas, entierrame los dedos.
Sujeta mis caderas y siente humedo tu pubis.

Bésame.

Bésame profundo, mis deseos te pertenecen.
Poséeme despacio. Húndete dentro con cautela, con detención a los estímulos.
Baila al ritmo de mi cuerpo, mi cintura escribirá los acordes.
Tira de mi pelo, muestra agresividad sin exagerar.

Desafíame, no sigas las reglas de mis juegos y rètame a vencerte.
Grita, te acompañaré jadeante si me expresas tu placer.
Muerde, acaricia mi espalda con tus uñas cortas y agárrame para que no escape de brazos.

Mírame a los ojos mientras mi espalda se arquea. No te preocupes, me apoyo en tu tobillo y lo que sientro entre las piernas ya explota de placeres gratos.

2 comentarios:

Ronald albarez dijo...

wow!! q exquisito encuentro sexual el q describes.,,

saludos

ralvarez

Peniel Ramirez dijo...

Me amaneces.

Sus ojos barrieron mis voces.
Su boca tomó y regó a su antojo,
entonces, besos añejos.
Sus manos, pequeñas invasoras,
vinieron al alfil y conquistaron todo el reino.

Hubo ovación, como de multitud.
Temblaban a su paso, las respiraciones
y hubo canción, corta al final, si recuerdo.
Oscuro, los ojos con miedo, no vieron.
Y ella sonreía en su triunfo inmediato.

Yo estuve cerca de su oído.
Quise tomar, mío, lo mejor de lo que me quedo.
Ella es todo entonces,
y luego, sigue siendo sueño y poesía.

No puedo suponer tanto.
Ahora imaginar todo, no tengo medidas para eso.
¿Como saber que sería toda, infinita y mía?

¿A dónde llevaría mis ojos ese día?
¿A dónde mudare mis manos ese martes?
¿Libare mieles y olor de mujer o ella me robara a mí?
De mi raíz, sin miedo a plagiar a los poetas,
Lograras todos mis cantos.

Tus ojos me hacen morir y nacer tuyo.
Tu beso es pequeño y largo, intermitente.
Tu beso es carnoso y tierno, ligero, increíble.
Tu beso es, mi beso entonces.
Lo único que quiero, ya que todo lo demás,
lo tengo impuesto por que te da la gana.

Vino a quitar las miserias de la ciudad.
Encendieron las luces esa noche.
Vi a los niños correr a la pelota y hacer derroche
y travesura.

Hicieron el amor los vecinos.
¿Es que inyectaste al universo?
Vino el sol temprano hoy.

Las rodillas mortecinas,
aun no quieren desdoblarse,
luego de la invasión y la conquista,
que sin prisa y con sonrisa alegre,
dejaste de testigo en mi camisa.